BREVE HISTORIA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA


BREVE HISTORIA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA INTERNACIONAL

La Sociedad Teosófica se fundó en Nueva York, Estados Unidos, el 17 de noviembre de 1875. Encabezaban el grupo fundador la Sra. Helena Petrovna Blavastky, una dama rusa y el Coronel Henry Steel Olcott, un caballero norteamericano, bajo la dirección de dos Maestros de Sabiduría.Fue trasladada a la India, en 1878.Los fundadores arribaron a Bombay desde donde iniciaron el trabajo de la Sociedad, viajando a través de todo el país, visitando muchas ciudades.
En ellas despertaron el entusiasmo entre los indos cultos e ilustrados, así como también entre la gente común y corriente. En diciembre de 1882, eligen la ciudad de Adyar, en el estado de Madrás, hoy Chennai, al sudeste de India, para establecer tanto su residencia personal, así como la sede central de la Sociedad. No solamente el aspecto físico del lugar los impulsó a tomar esa determinación, sino el magnetismo y la atmósfera del mismo, que era la adecuada para recibir la influencia de los Grandes Seres que están detrás del trabajo de la Sociedad. Fue registrada con Personería Jurídica en Chennai (Madrás), India, el 3 de Abril de 1905, contando en la actualidad con secciones en más de 70 países del mundo.
La Sra. Helena Petrovna Blavatsky, cofundadora de la Sociedad Teosófica, en su obra "La Doctrina Secreta”, consignó por escrito un cuerpo de conocimientos relacionados con la Vida en el universo en todas sus manifestaciones, tal como mujeres y hombres del pasado, cultivados en la ciencia, la filosofía, las artes y el misticismo, habían acumulado desde épocas inmemoriales, particularmente en civilizaciones como las inda y transhimaláyica. Este Cuerpo doctrinario conocido como Sabiduría Antigua o Religión de la Sabiduría, recibió más modernamente el nombre de Teosofía, ya en los albores de nuestra cultura, en los primeros siglos de esta era, por parte del filósofo alejandrino Ammonio Saccas.


BREVE HISTORIA DE LA SOCIEDAD TEOSÓFICA EN URUGUAY

La Sociedad Teosófica en Uruguay se fundó el 7 de enero de 1925, firmando la carta constitutiva la presidenta internacional de entonces, la Sra. Annie Besant.
En nuestro medio, con anterioridad a la formación de la S. T. en Uruguay, ya existían grupos en los cuales se trataban temas de la Sabiduría de Oriente.
En 1912, comenzó a publicarse una revista titulada “Faro Oriental”, que relata que en 1896 visitó Uruguay un señor llamado Conde De Das, que según la prensa de la época era un enigmático personaje, pero, de quien en la actualidad se posee poca información y en parte, controvertida.
Es significativo recordar que la palabra Conde expresa “ aquél que ayuda a otros a realizar algo”. En suma, es una figura misteriosa que innegablemente prestó gran servicio en estas latitudes abriendo las mentes, despertando el interés por el estudio del esoterismo. A raíz de su visita se originó un movimiento de propaganda ocultista, empezándose a hablar de Teosofía.
Se fundó entonces un Centro Ocultista y Teosófico al que ingresaron muchos intelectuales de la época. Entre los más destacados estaba el Sr. Joaquín Carbonell y Villa, de origen español, siendo su Presidente poco tiempo después, así como de una Logia Oculta y desde 1905 de la Rama Hiranya, fundada en ese mismo año. El señor Carbonell, era profesor de la Universidad de Montevideo en las cátedras de dibujo lineal y dibujo topográfico y en sus tiempos libres , con las palabras del Faro Oriental, ”inventaba combinaciones mecánicas, realizadas la mayoría de las veces por él mismo, con una perfección que era el asombro de los profesionales.”
En una velada en el Centro de Ciencias Ocultas, no se sabe a ciencia cierta si fue en 1896 o 1897, el profesor afirmaba su creencia en un mundo oculto y refutaba enérgicamente la pretendida explicación, por parte de los detractores, que atribuía a la sugestión como responsable de los fenómenos ocultos. En sus propias palabras, “Nuestra institución fraternal, compuesta de personas deseosas de saber con certidumbre cuanto hace referencia a la naturaleza íntima del hombre, a su procedencia y a sus destinos, aunque funciona legalmente como Centro de Ciencias Ocultas, es poco conocida aún en sus loables fines. Más adelante afirma, que “no es bueno si atendemos a futuras responsabilidades que nos consta no pueden eludirse, mantener a nuestros semejantes en la creencia tan ilusoria como perniciosa de que todo lo existente es tal cual nos lo presentan los sentidos.”
Se cita a modo de ejemplo puesto que ilustra la intensidad con la cual había arraigado en la mente y corazón de esos pioneros en Uruguay y comprendido las enseñanzas de la Teosofía. Además, afirmaciones semejantes ante un público, en aquél tiempo y en nuestro ambiente significaban un gran temple de carácter, además de una convicción muy fuerte.
En el comienzo del siglo XX, la Teosofía era el centro de atención de artistas e intelectuales de la época. Había un profundo interés en el estudios de la filosofía oriental y la filosofía hermética, esoterismo y alimentación natural.
Tal es así, que a principios del 1900, existían dos Logias, grupos de estudio teosóficos, adheridos a la sección argentina .
Hay evidencia de que en 1901, el Coronel (ad honorem), Henry S. Olcott, (1er. Presidente Internacional), visitó Uruguay.
El interés por estos temas creció a tal punto, que la Sra. Annie Mennie Gowland, inglesa residente en Buenos Aires, con sus visitas periódicas a Montevideo, dictando conferencias, fue difundiendo los principios teosóficos, sembrando la semilla que germinaría en la decisión de establecer un bastión, desde el cual se propagaran las verdades milenarias.
Ella unió, entusiasmó y orientó a todos los interesados, por lo que surgieron núcleos fundadores de nuevos grupos de estudio, Ramas, por lo que el 7 de enero de 1925, un grupo de estudiantes de Teosofía, recibía la Carta Constitutiva de la Sociedad Teosófica en Uruguay, firmada por, la entonces, Presidenta Internacional, la Dra. Annie Besant, quedando así, oficialmente integrada al movimiento teosófico internacional.
En agosto de 1925, la señora Annie Mennie Gowland, presidente nacional de nuestra sección, con motivo de su viaje a India para asistir a la 50ª. Convención anual de la S.T. en Adyar, la sede central de la Theosophical Society, a la que concurriría llevando la representación de Uruguay y Chile, además de la Argentina, dio un mensaje de despedida , que se transcribe a continuación:
Comienza así:
“Hermanos queridos y queridos hijos míos:
Heme aquí, entre vosotros otra vez. Entre vosotros que sois mi familia más verdadera ; la que me acompañará en el remoto futuro cuando la obra de los Maestros (en cuyo comienzo colaboramos), habrá transformado el mundo y la Fraternidad será un hecho.
Es este mi octavo viaje al Uruguay en solo dos años. Durante tan breve tiempo, yo he visto surgir de la pequeña semilla y extenderse, en su continuado esfuerzo de alegría y de energía, la que es hoy robusta Sociedad Teosófica en el Uruguay, con nueve Ramas y 150 miembros.
Carta Constitutiva STUHabéis hecho mucho y estoy segura de que aún estáis todos dispuestos a hacer más.
Pronto partiré para un largo viaje. Vosotros lo sabéis, iré a la India, a Adyar, al lugar de la tierra que es el polo de todo nuestro movimiento espiritual y llevaré conmigo, el pensamiento de todos Ustedes y el amor de vuestros corazones.
Es un viaje largo. Acaso tardaremos en volvernos a ver, un año o más.
Por eso deseo hablaros a todos aquí reunidos.
Hay una cosa que debéis recordar siempre y es que la Teosofía y la Sociedad Teosófica son (bajo un punto de vista), dos asuntos totalmente distintos.
La Teosofía es el “don” que, generosamente los Maestros vierten sobre nosotros.
La Sociedad Teosófica es la “colaboración “ que ELLOS nos piden, en cambio, para la obra que ELLOS quieren realizar en el mundo.
La Teosofía es lo que se nos da; la Sociedad Teosófica es lo que se nos pide.
Y la ley del progreso espiritual es ésta: El que da más, recibe más.
Naturalmente, no debemos dar por el afán de recibir más. Pero tampoco conviene olvidar que esta es la ley.
Todo aquél que, por haber recibido mucho, siente henchirse de gracia su corazón y lleno de sublimes idealidades, desprecia o simplemente descuida su trabajo en la Sociedad Teosófica, es como el avaro que entierra el tesoro que ha sido confiado a su cuidado.

Líneas más adelante, prosigue:

Hoy el tiempo urge. Debemos olvidarnos de nosotros mismos. Cada período en la historia, tiene su misión particular y su modo especial de trabajo. Hoy estamos en vísperas de grandes acontecimientos, y, los que hemos nacido en este período, tenemos una misión definida que cumplir.
... Esa labor, debe tender a la realización del ideal básico de la nueva humanidad, cuya característica será la fraternidad y todo lo que a ello tiende, lleva un sello inconfundible:”la cooperación”.

En el párrafo siguiente:

Dice el hermano Jinarajadasa (Vice-Presidente en aquella época): “Es preferible un trabajo mediocre, hecho por muchos, que una cosa perfecta hecha por uno solo”
En las palabras de Annie Mennie Gowland:” Porque la cosa perfecta hecha por uno solo, se gasta y se destruye, pero el sentido desarrollado por la “cooperación”, aún en un trabajo imperfecto, es desarrollado para toda la eternidad.
Estamos en los comienzos recién de la gran obra futura.”
El mensaje continúa varios párrafos más pero con lo extractado se comprende la tónica que expresa y que es la que quisimos compartir con ustedes.
Durante los primeros años desfilaron por nuestra institución, muchos destacados intelectuales, que en su mayoría venían atraídos por la novedad del acontecimiento y por la fuerte personalidad de la señora Helena P. Blavatsky, la mensajera de la Sabiduría Antigua desde tierras lejanas, cuya fama de personaje extraordinario, atraía el interés de todos. En las obras de estos intelectuales, se puede apreciar la influencia que les dejó el contacto con la Teosofía.
Al recordar esos primeros tiempos, a los precursores y primeros trabajadores teosóficos, reconocemos que, si bien ellos fueron responsables del inicio, y sin ellos no estaríamos hoy aquí, la obra prosiguió y sigue viva por todos los trabajadores que continuaron y afianzaron su labor. En estos 87 años, muchos nombres pueden señalarse. Algunos de ellos incluso se destacaron en otras áreas. Entre los que han tenido relación con el movimiento teosófico en nuestro país, figuran: El hijo del Prof.J. Carbonell, el Sr. Fernando Carbonell, naturópata y expositor de la Filosofía Oriental en las primeras décadas del siglo XX. El Dr. Clemente Estable, médico, biólogo y fundador Sede Central de la STUdel Instituto de Ciencias Biológicas del Uruguay. El artista plástico Mario Radaelli, premio nacional de pintura, así como el destacado poeta Carlos Sabat Ercasty y el pianista Eduardo Dieste.
Actualmente, con cinco ramas y con una de las mayores bibliotecas del país en referencia a los temas de esoterismo y religiones comparadas, la Sociedad Teosófica en Uruguay, continúa difundiendo los altos ideales teosóficos como guías en el camino evolutivo de la humanidad.

 

     

 

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