Introducción:
Los Símbolos han sido el lenguaje de la Sabiduría Eterna, en su aspecto místico esencial. Sólo los Iniciados, los que conocen la Tradición Oculta y la trasmiten personalmente y en lenguaje simbólico, están en condiciones de entenderlos. Para los faltos de intuición, el símbolo permanece insondable. La mejor forma de entender un sello es considerarlo como un ser vivo, que recibe vida y al mismo tiempo la da a quien sabe interrogarlo. Y para llegar a él no hay más que un camino, el de la concentración, la meditación y de la contemplación activa.
EL EMBLEMA de la Sociedad de Teosófica está compuesto de varios símbolos. Todos ellos han sido usados desde épocas muy remotas para expresar profundos conceptos espirituales y filosóficos acerca de la humanidad y el universo. Se los encuentra en variedad de formas en las grandes religiones del mundo y su universalidad es demostrada aun más por aparecer en culturas muy distantes. Cada símbolo, estudiado separadamente, nos aporta una rica comprensión. Tomados juntos, como en este emblema, sugieren un vasto esquema evolutivo, abarcando toda la naturaleza física y espiritual. Su estudio puede llevar al investigador serio a contemplar alguno de los más profundos misterios de la existencia. La interpretación ofrecida aquí tiene que ser tomada como sugestiva de las verdades que ellos buscan transmitir, más que una interpretación exacta de su significado.
LA SERPIENTE o Dragón en todas las simbologías y religiones arcaicas se la ha asociado a la Sabiduría o al conocimiento de cosas ocultas. Los “Dragones de Sabiduría” se denominaban antiguamente a los Grandes Iniciados, a Instructores o Maestros en Religión, Filosofía y el Arte de Curar. En el Sello teosófico alude al conocimiento que es posible obtener en este Universo, es decir LA TEOSOFÍA. Es el símbolo eterno de la Sabiduría espiritual más alta. Se le asocia con el conocimiento arcano. Es conocida como Ouroboros, símbolo de fuerza, de la naturaleza encadenada o de la materia sin forma. Cuando, como aquí, se representa tragándose su cola, se convierte en un símbolo de la Eternidad, sin comienzo ni fin; es un símbolo de regeneración. Representa al Ego que evoluciona y se traga al fin su propia personalidad acabando con todos sus deseos; y por otra parte, es la personalidad venciendo al Ego y arrastrándolo al ciclo de reencarnaciones por el karma engendrado en la satisfacción del deseo y de la vida separada. El propio círculo es un símbolo antiguo de eternidad y representa lo Absoluto, lo inmanifestado que contiene los potenciales de toda la forma. Por la forma circular de su conjunto, simboliza también el movimiento perpetuo y el proceso circulatorio. Es un modelo de la bipolaridad, con la cabeza, inteligente, activa y la cola material, pasiva. En el antiguo Egipto, era un emblema del "eterno ciclo", representando la naturaleza cíclica y eterna del universo, (desde el Uno hacia el Uno), significado posteriormente adaptado por los gnósticos, cabalistas y alquimistas. En algunos escritos se presenta bajo la forma de una dragón, el "dragón alquímico", que significa la acción de devorar, fundir, digerir, coagular o fijar. Como representante de la esfera infinita, el "huevo mundial" de cosmología arcaica, es un símbolo que se encuentra en toda religión mundial y filosofía.
LOS TRIÁNGULOS ENTRELAZADOS, como todos los símbolos más importantes, lo encontramos grabados en todos los templos y obeliscos egipcios, rodeado de leyendas explicativas. En la India se le llama “Sello de Vishnu” y es usado como talismán. En el buddhismo simboliza el Nirvana. No se sabe la razón de que en Occidente sea conocido como sello de Salomón, aunque se supone que debe ser porque llegó a Europa junto con otras tradiciones referentes al Rey de Israel. Los dos triángulos enlazados forman el Doble Triángulo, uno (más claro) apuntando hacia arriba y el otro (más oscuro) apuntando hacia abajo, simbolizan el descenso del espíritu en la materia y su emerger de los límites confinantes de la forma. Al mismo tiempo sugieren el conflicto constante entre las fuerzas de la luz y las fuerzas oscuras, en la naturaleza y en el hombre. Es el símbolo más perfecto de la involución y de la evolución realizada rítmicamente. Energía y materia se entrelazan y producen el ritmo. La dirección que suele tener un triángulo determina su significado. Si esta dirigido hacia arriba significa el elemento masculino y el Fuego Divino; si está dirigido hacia abajo representa el elemento femenino y las aguas de la materia. Cuando, el triángulo doble está ubicado dentro del círculo de la Serpiente, representa el universo circunscrito a las limitaciones de tiempo y espacio. Las tres líneas y tres ángulos de cada uno de los dos triángulos pueden recordarnos los aspectos triples del espíritu: la existencia, la conciencia y la beatitud, y los tres aspectos de la materia: la movilidad, resistencia y ritmo.
LA CRUZ ANSATA o Ankh. Es un símbolo egipcio antiguo de resurrección. Está compuesto del Tau o cruz en forma de T, coronada por un pequeño círculo. Se la puede ver a menudo sostenida en la mano de las estatuas egipcias y en las pinturas murales de las tumbas. El Ankh, por lo tanto, expresa el triunfo del espíritu sobre la materia, de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal. Es la Cruz de la Vida, el símbolo de la Resurrección y la inmortalidad. La TAU formada por la línea horizontal Materia o principio femenino y por la línea transversal, Espíritu o rayo descendente masculino, coronado por el Circulo del Mundo, era en Egipto atributo de Isis. Así como la palabra OM era la palabra sagrada de la Raza Indoeuropea, la palabra sagrada de los Atlantes era TAU. Los Pitris solares han otorgado a la Humanidad entre otras múltiples cosas el símbolo de la Tau o “Balanza de la Justicia” como cruz y como medio de glorificación. Sopesando todo acto en nuestra vida, buscando el equilibrio, la armonía con el medio y con nosotros mismos, lograremos esa glorificación, el contacto con nuestro Maestro interno. La Tau simboliza el divino andrógino o sexualidad indiferenciada. Los griegos la llamaban Aupt. El nombre Tau es hebreo y de ese idioma lo tomaron los griegos que designaron con él a una consonante de su alfabeto, la T de los occidentales. Según H. P. Blavatsky significa “Sendero” El Tau simboliza la materia o el mundo de la forma; el círculo pequeño representa el espíritu o la vida. Representa además al Hombre, encerrado y sujeto por las limitaciones y que sin embargo contiene en germen todas las potencias, las fuerzas, el poder, la belleza del Universo. Así que puede decirse que la figura de los triángulos entrelazados que adjuntan el ankh representa al humano triunfante y lo divino triunfante en el humano.
LA ESVÁSTICA, aparece en el emblema entre la cabeza y la cola de la serpiente. En la filosofía esotérica es el diagrama más antiguo y de significado más místico. Se la encuentra en la India, con el nombre de esvástica, de la raíz "svash" que es una forma de saludo, similar a la persignación de los cristianos. Se la conoce también en India, como cruz Jaina. Se la encuentra en la China, Tibet y Siam y entre las antiguas naciones germánicas y escandinavos, en la forma de Martillo de Thor. Se le llama también "Sello del Corazón" porque en muchas representaciones de Budha figura en el centro de su corazón. Es una de las numerosas formas en que se encuentra el símbolo de la cruz. Es la cruz Ígnea, ardiente, con los brazos de flama que giran en el sentido de las agujas del reloj, para representar las tremendas energías de la naturaleza, que incesantemente crean y disuelven las formas a través de las cuales tiene lugar el proceso evolutivo. En las religiones que reconocen los tres aspectos de la Deidad, la esvástica está asociada con la Tercera Persona de la Trinidad quien es a la vez, el Creador y el Destructor: Shiva en el Hinduismo y el Espíritu Santo en el Cristianismo. Aplicándolo al Hombre o Microcosmos se presenta como un enlace entre el Cielo y la Tierra donde el Principio Dios está en la Humanidad como todo el resto está en El. La figura muestra al humano como el eslabón entre el cielo y tierra, una "mano" que apunta hacia cielo o espíritu y el otro hacia la tierra o materia. Rodean a la esvástica dos círculos concéntricos. En el aspecto macrocósmico el interior significa el Universo y el exterior, el Cosmos, mayor conteniendo a aquél, pero sometidos ambos a las mismas leyes. En el aspecto microcósmico o humano, el círculo interior es el campo de la manifestación egoica y el exterior el de la monádica, o, lo que es lo mismo, la esfera de la Inteligencia y de la intuición.
OM, LA PALABRA SAGRADA del Hinduismo, corona el emblema de la Sociedad Teosófica. La sagrada palabra Aum u Om, está en caracteres Sánscritos, y tiene una importancia profunda, pues es la síntesis de todo sonido creador, de toda manifestación. Simboliza el verbo creador o Logos, la Realidad inefable que es la fuente de toda la existencia. Nos recuerdan la declaración: "al principio era la Palabra, y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios." Om es una palabra de poder y sólo debe proferirse con la mayor reverencia. Colocado encima de la serpiente, es el lazo que une al Universo con el Cosmos. En cierto sentido, une lo inmanifestado con la pequeña fracción de Eternidad manifestada. Es una especie de canal por el que fluye en perpetuo vaivén la energía espiritual, probando que lo uno no puede estar desligado del otro. Todos nuestros esfuerzos están abocados a mantener libre de obstáculos el canal.
EL LEMA: "SATYAT NASTI PARO DHARMAH", que se traduce como "No hay Religión más elevada que la Verdad" , escrita en letras sánscritas, (en el original) y ubicada alrededor del sello, en su parte externa, dice que la Verdad, es la búsqueda de todos los teósofos, cualquiera sea su fe. Todas las grandes religiones, son la incorporación de esa Verdad y un sendero hacia su comprensión, ya que reflejan en alguna medida, la luz de una Sabiduría eterna y espiritual. EL EMBLEMA ENTERO habla a una percepción interna, a la intuición y al corazón, sacando el divino en cada individuo que lo contempla. En su totalidad, representa una síntesis de grandes principios cósmicos que operan a través de los ciclos involutivos y los ciclos evolutivos, que nos traen, en el correr del tiempo, la realización de nuestra naturaleza divina.